El encendedor gira entre el indice y el pulgar

como el eje de una rueda

una rueda de tanque

que arrastra la faja sobre las palabras

la pesada faja que intenta aplastar la palabras

pero ahí está el canto de los pajarillos del amanecer

que recuerda que no hay tanque nocturno que las detenga

las palabras

como arena como todo el polvo de este planeta

que ahí quedará

podrá prensarse y luego flotar por el aire

pero cae

como quiere

milimétrica e inamovible

sobre toda la piel que se pueda imaginar